Leyenda de Santa Eulalia de Barcelona

La leyenda de Santa Eulalia está formada por un conjunto de relatos que, con algunas variantes, explican la vida de una chica cristiana nacida en el siglo III en Sarriá o Barcelona, que fue solidaria con los pobres y que con trece años fue encarcelanda y duramente castigada por haber pedido al cónsul Daciano que el emperador Diocleciano dejara de perseguir a los cristianos.

Un día que paseaba, tuvo una aparición: un ángel le dijo que fuera santa y patrona de Barcelona y, en recuerdo del prodigio, los cipreses se convirtieron en palmeras, un árbol entonces desconocido en la ciudad.

[5] Otras versiones apuntan a que era del interior de Barcino.

[2]​ Era una chica muy caritativa y los pobres llamaban con frecuencia a la puerta de su casa porque siempre les daba limosna.

[4] Cuando tenía trece años, se inició la persecución de Diocleciano contra los cristianos.

[7] Como se negó a apostatar, la chica sufrió trece tormentos, tantos como años tenía.

El sol, avergonzado de este martirio, no quiere entrar en este callejón, habitualmente oscuro, y solo lo ilumina la fiesta de Santa Eulalia.

En aquel momento, para preservar su intimidad y que nadie la viera desnuda, le crecieron los cabellos hasta taparla o, según otras versiones, empezó a nevar hasta que quedó cubierta por la nieve.

Un ángel se apareció entonces y señaló con el dedo a uno de los canónigos que participaba en la procesión: el sacerdote, arrepentido, confesó que, al hacer el traslado de los restos de la santa al arca, se había quedado un dedo, como reliquia y, al devolverlo a su lugar, pudieron volver a levantar el arca y continuar la ceremonia: la santa no quería entrar "incompleta" a su ciudad.

Barcelona. Ayuntamiento. Casa de la Ciutat. Galería gótica. Vidriera de Rigalt. En el centro, santa Eulalia, co-patrona de la ciudad. A los lados, las patronas del barrio de la Ribera, santa Madrona , a la izquierda, y Santa María de Cervelló , a la derecha.
La nieve cubre a Santa Eulalia en esta obra pictórica llamada Crucifixión de Santa Eulalia , de Bernat Martorell. Procedente del Retablo de Santa Eulalia y San Juan, 1427-1437 (Vic, Museo Episcopal de Vic)
La Bajada de Santa Eulalia de Barcelona conserva el nombre, una imagen y unos versos de Jacinto Verdaguer que hacen referencia a Santa Eulalia, donde según la tradición la habrían metido desnuda en un barril lleno de clavos y vidrios y lanzado rodando trece veces por la pendiente.