Leonor de Portugal (1211-1231)

La boda, de «brillante solemnidad», «se convirtió en memorable en los anales del país, porque en esta ocasión el guerrero Waldemar se reconcilió con sus antiguos adversarios, y se aseguró la la paz en el reino.»[1]​ Al día siguiente de la boda realizada en Ribe, la reina consorte recibió como regalo de bodas la mitad sur de la isla de Fionia.

Aunque sólo era una reina menor, era la única reina en Dinamarca en ese momento porque su tía había muerto ocho años antes y su suegro no se había vuelto a casar.

Pero «menos robusta que su tía, la ambiciosa D. Berenguela, esta infanta portuguesa, una delicada flor del sur, pronto se marchitó en el helado y melancólico clima de Escandinavia».

Tres meses después, su esposo murió de un disparo accidental y a los seis meses de edad falleció su bebé, que fue sepultado a los pies de su tumba.

[2]​ Al examinarse sus restos se comprobó que sus huesos presentaban signos de la presencia de cáncer óseo, lo que pudo contribuir a su muerte.