[17][18] Sin embargo, Alfonso X el Sabio se opuso tajantemente al acuerdo alcanzado y persuadió a la reina Mencía para que nombrase su heredero al infante Fernando de la Cerda, primogénito y heredero de Alfonso X, por lo que en lo sucesivo el infante Felipe buscó la ocasión de vengarse de su hermano el rey.
[21]Según el heraldista Faustino Menéndez Pidal de Navascués, se desconocen las circunstancias, aunque posiblemente estuvieran relacionadas con las «intrigas políticas de aquellos revueltos años», que llevaron a que el infante Felipe recibiera sepultura en Villalcázar de Sirga, que pertenecía a la familia de su segunda esposa, y junto a esta, por lo que tal vez, y según dicho erudito, Leonor Rodríguez de Castro no convivía con su esposo desde que en 1272 este último abandonó Castilla y se encaminó al reino nazarí de Granada.
[23] Y en este documento, en el que no se menciona al infante Felipe por haber fallecido ya, Leonor Rodríguez se autodenomina «Doña Leonor Rodríguez, fija de D. Rodrigo Ferrandez de Caftro y de doña Leonor Gonçalez».
[23] Y para cumplir sus disposiciones, mandó al maestre de Calatrava que entregase la villa de Santa Olalla junto con sus rentas, y en caso de que el maestre se mostrase negligente al cumplirlas, la testadora rogaba al arzobispo de Toledo, Sancho de Aragón, que las hiciese respetar y cumplir.
Y conviene añadir que, en tiempos pasados se creyó erróneamente que Leonor había sido enterrada junto al infante Felipe en la iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga, y en el sepulcro que corresponde a Inés de Guevara.