Donde se ha preservado más puro es en La Fraylesca, debido al aislamiento prolongado de esta región.
Se dice que el ladinío o fraylescano está emparentado con el español centroamericano, sin embargo, debido a los siglos de aislamiento, presenta una serie de arcaísmos y localismos.
Este dialecto ha sido muy poco estudiado y se encuentra en vías de extinción, debido a que es mal visto y despreciado por la sociedad chiapaneca, por lo que hablarlo puede ser motivo de vergüenza, de burlas y segregación.
Este dialecto posee un cuádruple fundamento: el castizo (castellano antiguo del siglo XV), los hebraísmos utilizados en España y Portugal, así como también de los elementos indígenas locales (Chiapaneco, zoque y maya) a su vez que palabras inventadas originales del dialecto en objetos sencillos.
Recibe el nombre de ladinío en la década de los sesenta, debido a la semejanza que algunos lingüistas encontraron con el Haquetía, con el judeo-español o judezmo y con el espanyolit, así como, por su parecido al español medieval, por esta razón se les llamaba a los indios que hablaban castilla o español, indios ladinos, por su manera de hablar semejante a la de los hablantes del judeo-español o ladino.
Al no haber sido todavía armonizada por una programación lingüística, es actualmente objeto de controversias.
El 7 de agosto de 1915, un señor de apellido Cal y Mayor [probablemente un gobernador en 1921], envío una circular rubricada donde señalaba lo siguiente: “Existe actualmente en el Estado [se refiere a Chiapas] una degeneración muy marcada en el idioma nacional, no sólo por la pobreza extraordinaria del lenguaje, sino también por el deplorable número de voces y construcciones incorrectas”.
[1] Relatos como estos daban la sensación de que en Chiapas se hablaba un pésimo castellano o el peor español del mundo, sin darse cuenta de que en realidad se trata de una variación lingüística, de un dialecto del español.
Proclamándose que eran voces propias de ignorantes y construcciones incorrectas, frases como: A dio’jodido.
Iday vos, alsaber, urés, desdioy, desdiurés, etcétera.
O palabras como: Asinita, vos, malaya, guarampo, usté, jímbalo, vení, barraco, callate, indizuelo o indizuela, nani, mima, mirálo, andá, venite, jonís, virgüela, virgüeliento, onde, guineo, jolote, amonós, chiqueado, apishcahuo, desbalagado, maestrada, matazón, somatar, trago, escueleros, papujo, choco, cholenco, aiga, ansí, disir, iday, ño o ña, condenado, etcétera.
Las cuales deberían ser sustituidas por: Así nada más, tú, ojalá, enclenque, usted, lanzarlo, ven, hombre, cállate, niño o niña, bebita, mami, míralo, anda, vente, cola, viruela, virolento, donde, plátano, guajolote, vámonos, mimado, apestoso, desordenado, maestros, matanza, azotar, licor, estudiantes, pálido, ciego, lerdo, haya, así, decir, y de ahí, don o doña, cretino, etcétera.
Dando como resultado una campaña permanente para "supuestamente" corregir la forma de hablar un "mal español" o de un "español inferior", lo que representa un genocidio lingüístico, por lo que este dialecto podría desaparecer en unas cuantas décadas, sin ser estudiado científicamente.
Las contracciones como, por ejemplo, cara’e cuija.
[5] Ejemplo de un diálogo en ladinio o fraylescano.
“¡Pa'jodélo!, pura bobera sos vos, queyá mama moderna, no seás jaragana, dale bien de comé a mi chiquitía, pa'que no se descríe, no se me vaya a quedá chintanita mi criatura".
17- Alpargatazo / golpe dado en las nalgas con la alpargata (Calzado).
29- Aponderador / que elogia a personas o cosas.