Las palabras en la arena

Tras la partida de Jesús, todos se acercan para leer el mensaje que ha dejado escrito en la arena a cada uno.

Asaf, que es el esposo de Noemí, quiere castigar a la mujer adúltera severamente, y está furioso porque el Rabí o Mesías no ha castigado a la mujer con la pena de muerte sino que ha escrito unas palabras en la arena.

Noemí y la Fenicia repasan el plan que han trazado para que visite Marcio los aposentos de Noemí, y, después de darle el mensaje, la Fenicia vuelve con Noemí y le muestra unas monedas que le ha dado el soldado.

Vienen los compañeros de Asaf y más gente, y se acab a sabiendo lo que le había escrito el Mesías en la arena: Rodeado de sus compañeros y otra gente, la obra termina con la revelación de lo que el Mesías le había escrito en la arena: «Asesino».

8:3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, 8:4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.

8:8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.

Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.