La plenitud de la señorita Brodie
En el Edimburgo de los años 1930, seis niñas de diez años, Sandy, Rose, Mary, Jenny, Monica, y Eunice son asignadas a la señorita Jean Brodie, quien se describe a sí misma como que está "en su plenitud", como su maestra.La señorita Brodie, decidida a que reciban una educación en el sentido original del verbo latino educere, "guiar", da a sus estudiantes lecciones sobre su vida amorosa personal y sus viajes, promocionando historia del arte, estudios clásicos y fascismo.Estos dos maestros forman un triángulo amoroso con la señorita Brodie, cada uno de ellos amándola, mientras que ella solo ama al señor Lloyd.La señorita Brodie se mantiene en contacto con ellas después del colegio invitándolas, lo mismo que hacía cuando eran sus alumnas.Mientras tanto la directora del colegio señorita Mackay intenta quebrantarlas y recoge información suficiente para despedir a Brodie.Empieza a descuidar al señor Lowther, quien acaba casándose con la señorita Lockhart, la profesora de ciencias.Otro estudiante, Joyce Emily, entra brevemente en escena, intentando sin éxito unirse al grupo Brodie.Sandy, con un profundo interés en psicología, está fascinada por el tozudo amor del señor Lloyd, su mente de pintor, y su religión.Sugiere que la directora podría acusarla de defender el fascismo, y esta táctica tiene éxito."[9] Sintiendo que estaba predestinada, de una u otra forma, Brodie actúa como si ella trascendiera la moralidad.La señorita Brodie recuerda una y otra vez a Sandy que tiene agudeza pero no instinto.Sandy rechaza el calvinismo, reaccionando contra su rígida predestinación en favor del catolicismo.Por ejemplo, el lector averigua pronto que alguien traicionará a la señorita Brodie, aunque esto ocurrirá al final de sus años escolares.Gradualmente Spark pone de manifiesto quién fue la traidora, y al final se proporcionan todos los detalles alrededor del acontecimiento.Spark desarrolla sus personajes de esta manera, también: Joyce Emily es presentada justo como la muchacha que es rechazada del grupo Brodie.[13] Spark creció en un Edimburgo intensamente presbiteriano, mientras que los defensores de Franco eran casi unánimemente católicos.