La otra historia de los Estados Unidos

La otra historia de los Estados Unidos (A People's History of the United States, en el original inglés) es un libro escrito por el historiador y politólogo estadounidense Howard Zinn.

Durante una entrevista con The Associated Press, Zinn reconoció que él no estaba tratando de escribir una historia objetiva o una completa.

Intitulado “Voces de la otra historia de Estados Unidos “ (Voices of a People’s History of the United States), el volumen fue la base para el proyecto “El pueblo habla” (The People Speak: American Voices, Some Famous, Some Little Known), documental donde diversos actores famosos hacen lectura de estos textos rebeldes.

También escribió tres obras de teatro en una preocupación por socializar el conocimiento, incluyendo una sobre Karl Marx.

Sin embargo, las rebeliones a raíz de la creciente explotación infrahumana no se hicieron esperar, abarcando numerosas revueltas entre blancos y negros.

En 1676, la colonia se enfrentaba a una rebelión tan amenazante formada por fronterizos blancos, esclavos y criados.

“La declaración del Pueblo”, redactada por Bacon, muestra el resentimiento populista contra los ricos y de odio fronterizo hacia los indios.

El racismo se estaba convirtiendo en algo cada vez más práctico, resulta beneficioso para el control de la élite dominante, la cual encontró un engaño tremendamente útil para hacerse del suficiente apoyo para afrontar una revolución contra Inglaterra sin acabar con la esclavitud ni la desigualdad: era el lenguaje de la libertad y la igualdad.

Se había firmado una paz en que los británicos acordaron establecer una línea en los montes Apalaches.

Es por eso que la mayoría de los indios lucharon en el bando inglés durante la revolución.

Una vez ganada la guerra, solo quedaba recoger y legalizar en documentos el orden establecido en la Constitución de los Estados Unidos.

Las mujeres en las colonias tenían derechos prácticamente nulos, para las esclavas inmigrantes y pobres resultaba ser una opresión doble.

Muchas mujeres se rebelaron ante el sistema impuesto y la forma de vida que no las contemplaba, como Mary Dyer, Catharine Beecher, Elizabeth Blackwell, Elizabeth Cady Stanton, Margaret Fuller, Sarah Grimké, Angelina Grimké, Frances Wright y Sojourner Truth, entre otras.

Una vez expuesto el indio nativo a la “amenaza blanca”, resultaba innecesario, incluso era un obstáculo para la expansión estadounidense.

Fue Andrew Jackson quien emprendió la conquista de las tierras indias a base de mentiras y matanzas indiscriminadas, encontrando fuerte resistencia en algunos poblados creeks en Alabama y seminoles en Florida.

La guerra contra los indios duró 8 años, costó 20 millones y 1500 vidas de estadounidenses.

Era una forma de ver el imperialismo más sofisticado que los tradicionales imperios europeos.

La expresión, “La Guerra es la Salud del Estado” se refiere a la estabilidad política y social que sufría el gobierno estadounidense en sus épocas de guerra, al crear una falsa unidad nacional en contra del “enemigo”, estableciendo el patriotismo y aplacando la lucha de clases.

En concreto, la guerra resultó ser de lo más beneficiosa para el gobierno y las grandes corporaciones estadounidenses: se había demostrado el devastador arsenal que tenían, habían firmado acuerdos por toda Europa para internacionalizar su mercado y la imagen de Hitler fue utilizada para hacer creer al pueblo que los movimientos revolucionarios conllevarían a lo mismo.

Zinn afirma que el gobierno comenzó a hacer reformas contra la discriminación, aunque sin realizar cambios fundamentales en aras de cambiar su imagen internacional, pero a menudo no hizo cumplir las leyes que emitió.

Zinn afirma que Estados Unidos estaba librando una guerra que no podía ganar, ya que el pueblo vietnamita se mostró a favor del gobierno de Hồ Chí Minh y se oponían al régimen de Ngo Dinh Diem instalado por el gobierno estadounidense.

Hubo una revuelta general contra los hasta entonces opresivos, artificiales e incuestionados modos de vida.

Las presidencias de Jimmy Carter, Ronald Reagan y George H. W. Bush parecían intentos de la clase dirigente para reconquistar a los ciudadanos desilusionados, ya que los partidos Demócrata y Republicano mantuvieron políticas que eran esencialmente las mismas, es decir, que se manejó el gobierno en una forma favorable para las empresas y no para el pueblo, y continuaron con una política exterior militante, sin importar qué partido estaba en el poder, utilizando similitudes entre los métodos de las tres administraciones como prueba de ello.

Durante los años de Carter había comenzado a tomar cuerpo un pequeño pero activo movimiento contra la existencia del armamento nuclear.

En los años 90, el país estaba totalmente dividido en clases de extrema riqueza y extrema pobreza, separados por una clase media insegura y amenazada, sin embargo, continuaba una “cultura de oposición permanente”, la cual se negaba a renunciar a la posibilidad de una sociedad más igualitaria y más humana.

En este capítulo, Zinn nos habla sobre un posible futuro movimiento radical contra la desigualdad en América.

Zinn afirma que al final habrá un movimiento compuesto no solo de los grupos anteriores que fueron involucrados en el cambio radical como sindicalistas, afroamericanos, nativos americanos, las feministas, sino también miembros de la clase media que están empezando a mostrar descontento con el estado de la nación.

La nueva versión, adaptada del texto original de Rebecca Stefoff, se actualiza hasta el final de 2006, e incluye una nueva introducción y un epílogo por Howard Zinn.

Bruce Springsteen es un gran admirador de Zinn, cuyo álbum Nebraska fue inspirado en parte por La otra Historia.

En el episodio de Los Simpson That 90's sho, se puede apreciar a Marge con este libro en las manos.