Éste incluyó a historiadores como Christopher Hill, Eric Hobsbawm, Raphael Samuel, R. Hilton y E.P.En las décadas siguientes la historia desde abajo fue generando nuevos enfoques y paradigmas, caso por ejemplo de la Microhistoria.La Historia desde abajo otorga identidad y visibiliza a los actores que, por su posición social, han sido confinados a la oscuridad, sin brindarles la importancia que amerita su participación como actores plenamente activos en la Historia.[3] Entre las personas que componen estas clases no privilegiadas se encuentran: los campesinos, las mujeres, los niños, indigentes u obreros, quienes han sido invisibilizados por la historia oficial.La Historia desde abajo permite comprender cómo esas personas transformaron su sociedad, incluso cuando no hacen algo y delegan funciones.[4] La historia desde abajo implica una serie de problemáticas, en lo que a su desarrollo se refiere.La historia desde abajo permite construir identidades que desde la historiografía tradicional eran inexistentes, al darle voz a grupos invisibilizados.La Historia desde abajo, se enfoca en retomar las experiencias y la participación de las personas olvidadas por los convencionalismos.[7] La historia desde abajo se sitúa como abordaje teórico, en un determinado contexto histórico, geográfico y político en donde es imprescindible ubicar los procesos sociales en una coyuntura que establezca los límites de dicho enfoque metodológico.Es una historia que abarca factores de lo local, lo “glocal” y lo global; buscando la contextualización del espectro histórico, sin presentarse como camino unidimensional, sino que abre las categorías de análisis a múltiples ejes temáticos.