La obra se publica por primera vez en 1795 y es atribuida al marqués de Sade.
Después de recorrer varias cárceles llega a la de Picpus y allí vive el apogeo del reinado del terror; miles de personas son decapitadas ante sus ojos: "La guillotina ante mis ojos me ha hecho cien veces más daño del que me habían hecho todas las bastillas imaginables".
Dolmancé es la corrupción más íntegra y completa, el individuo más malvado y perverso que pueda existir en el mundo",[3] es invitado por la mundana Madame Saint-Ange para "instruir" a Eugenia, una adolescente virgen que acaba de salir del convento.
El resultado es una Eugenia perversa que renuncia a todas las virtudes y acaba complaciéndose con la cruel tortura de su propia madre.
En el transcurso de la trama, en el quinto diálogo, se lee la proclama Franceses, un esfuerzo más para ser republicanos, un panfleto político extremo en sus planteamientos y en ocasiones contradictorio: "No es menos cierto que en otros puntos el folleto está plagado de observaciones extrañas, a veces desconcertantes, a menudo sorprendentes."
Inmediatamente después, "El caballero" se muestra en desacuerdo con ella y con la actitud de Dolmancé:
Aquí surge nuevamente la voz de "El caballero" que, tímidamente, protesta: "Verdaderamente, Dolmancé, es horrible lo que nos hace hacer; es ultrajar al mismo tiempo la naturaleza, el cielo y las leyes más sagradas de la humanidad".
Bataille, en su ensayo La literatura y el mal, opina que Klossowky está equivocado en su análisis.
[7] y, mayoritariamente, se acepta que Dolmancé es la voz del propio Sade,[8] así como la proclama Franceses, un esfuerzo más…, un reflejo de su ideario: "si existe una utopía sadiana en relación con las esperanzas engendradas por la revolución, esta utopía está expuesta en el mejor modo en ese libelo".