[7][8] El asunto está basado en una conocida leyenda europea que está documentada desde fines del siglo XII en el poema n.º 48 del cancionero anglonormando Le Gracial de Adgar, la primera colección de milagros marianos.
Los idilios amorosos se resuelven en tiernas escenas y la resistencia de la abadesa es suficientemente prolongada.
El lirismo llega a sus puntos culminantes en el exquisito pasaje del prado, locus amenus en que reposan los amantes huidos, y en general en las partes más graves, como las dos intervenciones de un pastor que busca su oveja descarriada.
[8] Para ellas, Lope se inspira en la parábola de la oveja perdida, tema que aparece como central en otras obras suyas tales como El pastor lobo y cabaña celestial,[12] en el romance A la oveja perdida,[13] y como tema secundario en La venta de la zarzuela y La fianza satisfecha.
Estos cambios en la versión impresa fueron causados por parecer indecoroso a los censores, tras la representación de la obra, que Clara fuera monja profesa y que los hechos pudieran ser localizados en un convento español.