La luz es un elemento fundamental en la obra, que se extiende tenue sobre la arquitectura simulada y los personajes, entrando desde lo alto, desde el patio descubierto a la derecha el cual ocupa un jardín, como dan a entender las ramas de tres naranjos sobre el fondo del cielo azul.
El marco original, hoy perdido, debía subrayar este efecto de «ventana».
La composición clara y geométrica del espacio viene de repente cortada al espectador, que percibe como natural los tres elementos de la arquitectura: en el primer plano el pavimento ajedrezado, la logia y el patio poligonal con los nichos detrás.
El colorido era además muy innovador, pues no eran tonalidades fuertes, sino más bien sutiles.
La luz del sol queda insinuada por la propia pintura, y no mediante la aplicación de oro.