El relieve del municipio es prácticamente llano, algo más elevado por el norte y el este, ya que por el sur discurre el río Azuer en su camino hacia el Guadiana.
Alhambra La Solana nace, como otras tantas villas manchegas, fruto de la repoblación efectuada en el siglo XIII, alentada por las tres Órdenes Militares a las que fue donado el territorio que hoy comprende la provincia de Ciudad Real: Santiago, Calatrava y San Juan.
Las Descripciones del cardenal Lorenzana del año 1788 nos dicen que los primeros pobladores fueron pastores sorianos que acudían con sus rebaños estacionalmente y, atraídos por la fertilidad de las tierras de La Moheda y La Veguilla, colindantes con el núcleo histórico, mudaron sus casas a este lugar iniciando la población.
En el año 1463, según la doctora Ángela Madrid Medina, se le concede el título de villa.
Se suprimió la figura del maestre y su consejo, los propios reyes pasaron a ser "administradores perpetuos por licencia apostólica" y se creó un Consejo de Órdenes dependiendo de la Corona.
Dicho enclave corresponde con el actual rasillo de Santa Ana, donde hay un pequeño jardín, del que parte una pendiente calle escalonada y otra calle con dirección este que se llama, precisamente "de la Fuente".
La fuente, llamada "la fuente vieja" en los documentos conservados en los archivos históricos, siguió existiendo durante siglos hasta que en algún momento se cegó, como ocurrió con el pozo originario del que no hay memoria respecto a su emplazamiento.
Otras tradiciones casi perdidas son los siguientes oficios basados en la cerámica, la forja, el esparto, las hoces, las botas de vino y muchos más como los molinos de almortas, almazaras, frutos secos y lápidas funerarias.
Para este día las panaderías comercializan el "hornazo" que consiste en una torta dulce con huevos cocidos dentro.
Es tradición "atarle las pelotas al diablo" que consiste en hacer un lazo con las siembras de las fechas.
En el interior varias capillas laterales flanquean una nave de bóvedas estrelladas separadas por fajones.
La torre se inscribe en el barroco y está considerada como la más majestuosa de la provincia.
Posee unas cuevas bajo la iglesia usadas como refugio en las guerras de los siglos XIX y XX.