El panorama ofrece una vista despejada sobre los territorios circundantes de Baja Navarra, Navarra y Guipúzcoa, la Costa Vasca a orillas del mar Cantábrico desde San Sebastián hasta la desembocadura del río Adur, llegando hasta las Landas y el océano Atlántico.
Aunque se le ha considerado en algún momento, erróneamente, como un estratovolcán extinto, lo cierto es que es un relieve debido a la gran resistencia de los conglomerados y areniscas del Pérmico, al igual que el Mendaur (aún algo más alto, situado más al sur).
Los crómlechs, túmulos y otros dólmenes testifican la presencia del hombre sobre estas pendientes desde la prehistoria.
La emperatriz Eugenia, que pasaba una temporada en Biarriz, inició la moda de las excursiones a esta montaña.
El oro y la plata descendieron por las laderas del Larrún, formando ríos ardientes que arrasaron los bosques de la zona.