La Florida del Inca
Hacia 1585 se hallaba radicado en Montilla, tiempo en el que empezó a esbozar proyectos literarios enfocados en la historia de América.En la península ibérica se reencontró con el conquistador Gonzalo Silvestre, amigo suyo desde los días en que radicaba en el Cuzco, al cual halló ya viejo y enfermo de bubas.Pero como por entonces no apareció la Florida, la Genealogía quedó inédita, publicándose recién en el siglo XX.Incorporó al cuerpo del texto los nuevos datos obtenidos, con lo que dio por culminado su libro.Enseguida se enfoca en la expedición de Hernando de Soto, conquistador que ya tenía fama pues había participado anteriormente en la conquista del Perú, donde hizo una fabulosa fortuna, habiendo sido el primero en ver al inca Atahualpa.Supo también de un joven español cautivo entre los indios, de nombre Juan Ortiz, que por voluntad del cacique Hirrihigua se le había perdonado la vida, pero que llevaba una vida muy triste y amarga.Los españoles arribaron a la provincia de Apalache, donde se enfrentaron en muchas y bravas peleas con los indios.Se relata también los trabajos que pasaron los españoles, bajo el mando de Juan Añasco, en su camino a la costa del mar; así como los sucesos e increíbles padecimientos de treinta caballeros (entre ellos Juan de Añasco y Gonzalo Silvestre), quienes desconociendo el terreno se internaron por zonas agrestes para reunirse con el capitán Pedro Calderón.Los españoles quedaron muy maltrechos y algunos soldados, hartos de tanto sufrimiento, planearon un motín, del que se enteró el gobernador, desembarazándose el mismo.Los españoles salieron de Mauvila y entraron en Chicaza, haciendo piraguas para cruzar un río grande.En Chicaza trabaron otra batalla muy brava con los indios, que se libró de noche.Finaliza describiendo los dos entierros que los españoles hicieron a Soto, cuyo cuerpo terminó reposando bajo las aguas del Río Grande (el Mississipi).Luego sucede una brava creciente del Río Grande y se apresura la construcción de los bergantines.Los caciques de la liga antiespañola apresuran también sus preparativos y deciden enviar a sus embajadores a los españoles en demanda de falsa amistad, lo cual sería la señal del levantamiento general, cuyo caudillo era Quigualtanqui.El general Anilco se entera de dicho plan y lo comunica al gobernador Moscoso, quien toma las diligencias necesarias.