Gonzalo Silvestre
La nostalgia del terruño y la soledad aparente, eran los acicates más sobresalientes que unían a aquellos hombres en tan alejados territorios y en tan especiales circunstancias.En aquella casa se reunían varios conquistadores donde en las sobremesas de sus jornadas festivas, cada uno relataba sus experiencias conquistadoras; el jovencito inca Garcilaso escuchaba con placer aquellos relatos e iba armando en su mente el deseo de escribirlos cuando fuera mayor.Después que muere su padre en 1559, apoyado por un saneado patrimonio familiar, Garcilaso marchaba a España para ampliar su cultura.Para llevar a cabo tal proyecto, el Inca viajaba con frecuencia desde Montilla hasta Posadas, y cuando se instaló en Córdoba, se seguían produciendo las frecuentes visitas al pueblo de Posadas hasta que Gonzalo Silvestre moría en 1592.Gracias a la paciencia y al interés histórico de ambos personajes, el relato épico de “La Florida del Inca” quedó materializado para las generaciones futuras.