Batalla de Huarina

Éste llegó al Perú con la disposición de hacer cumplir las recientemente promulgadas Leyes Nuevas, que suprimían las encomiendas hereditarias.

Mientras tanto, en el sur del Perú, el capitán Diego Centeno permaneció leal a la corona española y se levantó en armas contra Gonzalo Pizarro en Charcas, siendo proclamado Capitán General y Justicia Mayor de la villa de La Plata.

Centeno reunió una fuerza de ciento ochenta hombres y bajó hasta Arequipa, que tomó fácilmente, preparándose para reconquistar Cuzco, donde estaba acantonado el gonzalista Francisco del Toro.

Abandonó su escondrijo y reunió en Arequipa una fuerza de 48 hombres, con los que marchó contra Cuzco, defendido por el capitán gonzalista Antonio Robles.

Pronto logró reunir Centeno un ejército poderoso de unos 1000 soldados, con los que pasó al altiplano, a orillas del lago Titicaca.

Pizarro, al parecer temiendo la superioridad numérica de su adversario, abrió negociaciones solicitando a Centeno dejarle libre el paso.

Pero, no bien se acercaban a su objetivo, cuando unos negros dieron la voz de alarma, teniendo entonces que retirarse Acosta y los suyos, disparando sus arcabuces.

En cuanto a las fuerzas auxiliares indias, parece que no fueron autorizados de entrar en combate, desperdiciándose así un valioso apoyo.

Los rebeldes dispararon sobre los todavía distantes realistas y la provocación surtió efecto, pues la infantería de Centeno avanzó, llevando los piqueros las picas caladas.

Cepeda recibió un sablazo en la cara y el mismo Gonzalo perdió su caballo, quedando convencido de su derrota.

Estos, viendo que era imposible romper las líneas rebeldes, la rodearon en desorden hasta llegar a su retaguardia, donde se reunieron con el otro escuadrón de caballería realista, el mismo que acababa de derrotar a la caballería rebelde.

Aflojada así la principal fuerza de los realistas, los rebeldes dominaron la situación y obtuvieron el triunfo.

Lo que al principio parecía un triunfo realista, se tornó, pues en una victoria total para los rebeldes, merced sobre todo a los diestros arcabuceros de Carbajal.

Centeno, que desde lejos observó el desastre, cambió su litera por un caballo y se dio a la fuga.

[3]​ Después del triunfo, los rebeldes saquearon el campamento realista, hasta que muy entrada la noche; se apoderaron de oro, plata y ganado, entre otras riquezas, a tal punto que muchos se tornaron ricos con tal saco.

Su ejército ya ascendía a 700 arcabuceros, 500 piqueros y 400 jinetes, superando así al de las fuerzas rebeldes.

El capitán Diego Centeno, que permaneció siempre leal a la Corona española.
El maese de campo Francisco de Carvajal , el infatigable adversario de Diego Centeno. Conocido como el “Demonio de los Andes”.
Grabado que representa a Diego Centeno enfermo y en litera, asistiendo a la Batalla de Huarina.
Grabado que representa a un arcabucero del siglo XVI . El cuerpo de arcabuceros del ejército gonzalista tuvo un papel decisivo en el resultado de la batalla de Huarina.