La Buitrera (Río Negro)

Sin embargo, al morir un animal pequeño, su destino queda sujeto a la pericia de los carroñeros, con su sensible olfato y sus adaptaciones destructoras de huesos, que pueden reducir a la nada un esqueleto pequeño.

De estas últimas, no solo se encuentran huesos sino también coprolitos (heces petrificadas).

También se ha hallado una abundante icnofauna que incluye huesos roídos o masticados.

Por otro lado, los maniraptores, que eran carnívoros de tamaños medianos y pequeños, comenzaban a hacerse abundantes, incluyendo varios linajes, entre ellos los dromeosáuridos, probablemente distribuidos en el hemisferio sur desde el Jurásico.

Muchos de ellos presentaban plumas y otras características en común con las aves, a las que son próximos filogenéticamente.

Los esfenodontes eilenodontinos, como Priosphenodon avelasi[4]​, son los reptiles más abundantes en La Buitrera.

Por otro lado, pequeños esfenodontinos carnívoros como Tika giacchinoi ejemplifican la diversidad del grupo.

Su cráneo, así como su cadera y las robustas patas posteriores las sitúan en una posición mucho más basal que las otras serpientes fósiles conocidas.

Si bien durante las últimas décadas se ha considerado a las serpientes fósiles portadoras de miembros posteriores como evidencia irrefutable de primitivismo y posición basal en el linaje, la presencia de miembros vestigiales en serpientes actuales y en casi todas las fósiles indica que no debería tenerse muy en cuenta ese carácter.

Para los “terrestristas”, en cambio, las serpientes se habrían originado a partir de un lagarto ápodo excavador relacionado con los gecotos dibámidos y con las anfisbenas.

De hecho, la región occipital del cráneo expandida transversalmente, una amplia base estapedial y arcos neurales bajos sugieren hábitos subterráneos.

Los paredones de La Buitrera están formados por dunas eólicas del techo de la Formación Candeleros, base del Cretácico superior de la cuenca Neuquina.