Kyōiku mama

[2]​[3]​ En la década de los 50, durante el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, Japón invirtió numerosos recursos para mejorar su sistema educativo.

[4]​ Además, es habitual que los niños acudan a clases extraescolares de caligrafía, piano, ábaco, kendō e inglés.

El sistema educativo es una de las principales razones por las que las madres se han convertido en kyōiku mama.

En consecuencia, es normal para los alumnos japoneses seguir un "itinerario" educativo definido, una "cinta transportadora"[14]​ que les lleva desde el mejor parvulario, hasta la mejor escuela primaria, media y secundaria, cada una de las cuales puede estar asociada a universidades de prestigio.

Así, esta generación de niñas ha crecido y se ha convertido en madres que no saben cómo criar a sus hijos.

[3]​ Además, en el Japón contemporáneo hay madres que se dedican por completo a la crianza de sus hijos.

[3]​ Además, los niños japoneses consideran que el empeño por alcanzar el nivel escolar más alto posible es una "obligación social" con la familia, los compañeros y la comunidad.

[17]​ Las madres presionan a sus hijos para el éxito académico porque se ven "altamente responsables" de sus actos.

[3]​ El término kyōiku mama se ha llegado a utilizar en otros contextos similares en la sociedad japonesa.

Así, las mujeres eran esenciales para que la familia se hiciera un hueco en el llamado "estrato medio" de la sociedad.

Las calificaciones académicas se convirtieron en el requisito previo establecido para la promoción social a principios del siglo XX.

literalmente "hacer carrera en el mundo") resultaba casi inalcanzable para los estudiantes que no tenían detrás una kyōiku mama.

El estudio ilustró varios métodos empleados por los profesores para mejorar el rendimiento académico de los alumnos: realizar exámenes, celebrar debates mensuales con los profesores, pintar las paredes para mejorar el ambiente de estudio y limitar las horas dedicadas a las actividades extracurriculares.

Este estudio reveló, por tanto, que los problemas académicos de los alumnos guardaban una estrecha relación con su entorno familiar.

La mayoría de los alumnos tenían padres sin formación y que no participaban activamente en su educación.

[19]​ Se ha demostrado que el estrés provocado por los padres conduce a la difusión de ciertas enfermedades y trastornos infantiles, como el asma bronquial, la tartamudez, la falta de apetito, la propensión a las fracturas óseas y la fobia escolar.

Este estereotipo describe a las mujeres que suelen tener trabajo y no pasan mucho tiempo con sus hijos, con lo que se convierten en el estereotipo japonés del "padre ausente": un "padre del tiempo libre" o "amigo de los domingos".

Estas madres no realizan muchas tareas domésticas y suelen calentar comidas precocinadas en lugar de cocinarlas ellas mismas porque están demasiado ocupadas en el trabajo.

Una madre japonesa ayuda a su hijo en sus estudios.
LEC, uno de los 50.000 juku o academias de estudio privadas que hay en Japón. [ 4 ]
Estudiantes japoneses en 1963. En Japón, es indispensable seguir una trayectoria educativa lineal (desde el jardín de infancia hasta la universidad más prestigiosa) para conseguir un trabajo estable y bien remunerado, hecho que también influye en las relaciones interpersonales.
En el Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial, la crianza de los niños era responsabilidad de la familia en su conjunto, algo que no es posible en las familias japonesas modernas, formadas por un máximo de tres o cuatro miembros.
Las madres trabajadoras están mal vistas por la sociedad japonesa, ya que se las considera incapaces de cumplir con sus obligaciones como madres.