Por las circunstancias de la época,[9] alcanzó notoriedad y contra él escribió Bartolomé José Gallardo el Diccionario crítico-burlesco del que se titula Diccionario razonado manual... (Madrid, 1812), que, a su vez, sería atacado por el propio Pastor Pérez con su seudónimo de Lucindo desde las páginas del Procurador General de la Nación y el Rey, portavoz del ideario absolutista subvencionado por la regencia establecida en Cádiz.
[11] Tras el regreso de Fernando VII y durante el tiempo en que el monarca permaneció en Valencia Pastor Pérez publicó en la misma ciudad el Lucindo, periódico que con un estilo exaltado y lenguaje en ocasiones soez defendía la anulación de todo lo aprobado por las Cortes gaditanas y la restauración de la Inquisición.
[12] Su labor como apologista del altar y del trono mereció que el nuncio Pietro Gravina, arzobispo de Nicea, escribiese a Roma alabando sus esfuerzos como «bravissimo secolare» y «amico e devottismo della Santa Sede»,[13] y que el papa Pío VII le dirigiese en respuesta una carta de reconocimiento y agradecimiento fechada el 9 de noviembre de 1814, publicada por el interesado con un soneto a él dedicado de Juan Bautista Arriaza.
[15] Una anónima relación publicada en Sevilla en 1820, en los inicios del trienio liberal, lo incluye entre los delatantes ofreciendo de él la siguiente breve reseña biográfica:
Tras la restauración del absolutismo, ante el estado en que han quedado los pueblos, según decía el decreto, y «la necesidad de que las rentas sean dirigidas por personas que a su probada fidelidad reúnan conocimientos y actividad», fue nombrado el 1 de diciembre de 1823 intendente del ejército y capitanía de Castilla la Vieja.