Estas acusaciones fueron utilizadas por la CIA y la administración de Eisenhower, durante la era anticomunista del Macarthismo.
Durante la invasión, la propaganda radiofónica transmitía falsos informes de enormes fuerzas que se unen a la población local en una revolución popular.. Casi inmediatamente, las fuerzas de Castillo Armas se veían frente al fracaso decisivo.
Esto debilitó el impacto psicológico de la invasión inicial, pues los guatemaltecos comprendieron que no había peligro inmediato.
En una cuestión de horas casi todos los rebeldes fueron muertos o cautivos, el resto huyó a Honduras.
Arbenz y su comandante principal no temían el ejército rebelde pero estaban preocupados de que si eran aplastados darían un pretexto para una intervención abierta militar yanqui, como en otros países.
Este miedo acobardó a la clase oficial, quitando el deseo contraatacar y derrotar la diezmada tropa de Castillo.