Tuvo un papel decisivo durante el gobierno del coronel Jacobo Arbenz Guzmán (1951-1954), ya que por medio de los sermones católicos y otros servicios religiosos, desplegó una extensa propaganda contra el gobierno, según la cual era infiltrado por el Comunismo Internacional que difundía ideas ateizantes en Guatemala.
Posteriormente consiguió para la Iglesia Católica la autorización jurídica para poseer propiedades, la educación media religiosa protegida por el Estado y la creación de la Universidad Rafael Landívar, de corte jesuita.
Finalmente, en 1961, logró que el Santuario de Esquipulas fuera elevada a Basílica Menor.
Intentó también que la liturgia de los Dolores Internos del Corazón de Jesús (petición que Jesús mismo le hizo a Madre Encarnación cuando se le apareció en 1857) fuera universal, pero no lo consiguió.
[2] Desempeñó los siguientes cargos: En 1939, Pío XII lo nombró Arzobispo, para suceder a monseñor Luis Durou y Suré.
Siempre tuvo la vocación docente, buscando promover la educación de calidad en Guatemala, y entre sus semillas están: En 1943, en conmemoración del II Centenario del Arzobispado de Guatemala, organizó el I Congreso Eucarístico Diocesano, durante el cual inauguró los monumentos conmemorativos dedicados al Arzobispo Pedro Cortés y Larraz y al Obispo Pedro Pardo de Figueroa.
Poco a poco logró el retorno de las órdenes religiosas a Guatemala y participó en varias sesiones del Concilio Vaticano II, organizado por el papa Juan XXIII.
[10][Nota 4] quienes en 1961 y en medio de mucha polémica iniciaron la reconstrucción del templo, que concluyó en 1967.
El Papa también nombró como Primer Prelado de Esquipulas al Arzobispo Rossell y Arellano.