Juditha triumphans devicta Holofernis barbarie, traducido como Judit triunfa sobre la barbarie de Holofernes, número RV 644 del catálogo Ryom, es un oratorio, subtitulado por su propio autor como “sagrado militar” (Sacrum militare oratorium), compuesto por Antonio Vivaldi en Venecia en el año 1716.
El frontispicio de la partitura con el título se ha perdido, al igual que la sinfonía inicial, como ya comentamos.
Su primera representación en la época contemporánea corresponde al año 1939, en Siena, aunque luego cayó en el olvido casi otro medio siglo.
Para hablar del oratorio en Venecia, es necesario referirse con anterioridad al marco donde se desarrollaron, esto es, el conjunto de los ospedali.
Los ospedali eran hospitales u orfanatos donde se pretendía dar cobijo y educación a los más humildes.
Aunque había organizaciones similares con anterioridad, su eclosión se produjo durante el siglo XVI, en parte debido al recrudecimiento de las condiciones de vida, las epidemias y las guerras, que provocaron un estrepitoso aumento del abandono infantil.
En Nápoles (cuyos cuatro hospicios pasaron a llamarse conservatorios, origen del actual término), sólo los niños eran aceptados y hasta la edad necesaria para ser admitidos como aprendices de algún oficio.
Hasta 1690 eran en lengua vernácula, pero el Mendicanti puso en boga el oratorio latino cuando produjeron Davidis conversio, de cuyo autor no ha llegado noticia.
Las ventajas de la escritura latina eran muchas, más allá del aspecto propagandístico respecto a la propia Iglesia.
En primer lugar, el latín era considerado más decoroso y aportaba mayor valor a la educación de las figlie di coro.
En segundo, se abrían oportunidades de negocio para los literatos locales al componer en un idioma que la ópera no contemplaba ni comercializaba.
Contra todo lo que pudiera parecer, las desavenencias para redefinir el cargo vinieron por ambas partes.
Los años en los que Vivaldi no trabajó como maestro para ellos, su plaza la cubrieron profesores de otros instrumentos o antiguas alumnas, manteniendo el corte moral estricto de una entidad que siempre se negó a la coeducación.
El rey asirio Nabucodonosor II envía un ejército contra Israel para exigir tributos no pagados.
Juditha le corta la cabeza, huye del campo enemigo y vuelve victoriosa a Betulia.
Cultivó principalmente el oratorio llegando hasta nosotros un buen número de textos religiosos tanto en latín como en lengua vernácula.
La ausencia del narrador persigue la equiparación de personajes evitando que ningún carácter quede eclipsado.
Si la ausencia del cronista era ya un lugar común, no lo era en absoluto el estilo de escritura con que Cassetti afronta el Juditha.
Para ello Cassetti redujo la trama y sus elementos al mínimo, como se ve claramente si comparamos el libreto con el original bíblico.
Por si no había quedado suficientemente claro, añande como apéndice a su texto el llamado Carmen allegoricum, que más tarde analizaremos.
Dos elementos propios del oratorio ejercieron un influjo liberador en Vivaldi y fueron a la postre los responsables de la gran imaginación melódica vertida en la obra.
Como consecuencia directa, la escritura del veneciano podía elevar el grado de virtuosismo y dar más relevancia al texto en la parte vocal.
El segundo factor estaba muy relacionado con el primero: las cantantes de obras sacras actuaban con las partituras delante, no siendo necesario memorizarlas.
La característica más importante del Juditha Triumphans en el aspecto musical es la capacidad vivaldiana para la caracterización.
El coro representa a los soldados de Holofernes y los caracteriza con una escritura homofónica, tratamiento silábico del texto, escasas florituras en la escritura y un gran número de pasajes al unísono, visión muy elocuente del ejército.
Su aparición, que sucede inmediatamente después en Quo cum patriae me ducit amore, es otro buen ejemplo del cuidado en el dibujo de los personajes.
En el aria de Holofernes '‘Noli o cara te adorantis’' se produce un falso dueto entre voz y oboe donde la sensibilidad gana la partida a lo meramente sexual.
La pieza está escrita para voz (Juditha), chalumeau soprano (salmoè en palabras de Vivaldi) y cuerdas con sordina.
Para ilustrar la imagen propuesta por Cassetti ("sígueme confiada"), el veneciano aplica hacia la mitad del aria pequeñas estructuras canónicas que parecen apremiarse mutuamente con la constancia de nuestras dos protagonistas.
No en vano, el general que guiaba los ejércitos cristianos, Johann Matthias von der Schulenburg, había sido invitado al acto con toda la intención por parte de la gerencia del Ospedale.