Juana María Pueyrredón

Nieto, luego de la entrevista, preguntó a sus asistentes quien era esa dama tan hermosa que con tanto fervor y facilidad de palabra había abogado por el preso.

El futuro general Tomás Guido, testigo presencial de los hechos, los relató en su ancianidad.

Juana les dijo a los Patricios: "Consentireis que sea sacrificado vuestro compatriota y amigo por la cruel injusticia de un gobernante?

Consentireis que sea expulsado de su país tal vez para siempre sin hacerle un cargo, sin oirle y sin juzgarle?

Con esos donativos y los que se hicieron en varias provincias, un mes después la Junta pasaba revista en Monte Castro a más de mil hombres.

En su testamento, que redactó pocos días antes de morir, dispuso ser sepultada sin pompa alguna y contra la costumbre dejó en herencia buena parte de sus bienes a sus hijas mujeres.

No llegó a ver a su hermano convertirse en Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, cargo que mantuvo entre 1816 y 1819.

Juan Martín de Pueyrredón.
Resolución del 7 de junio de 1810.