Al tercer año de su presidencia Guayaquil se vio invadido por piratas nuevamente.
Durante esta época el corregidor de Guayaquil era Jerónimo Boza y Solís, del cual se recuerda negligencia al defender la ciudad.
Las excepciones serían aretes de mujer con diamantes, perlas y piedras preciosas sueltas.
Atacaron inicialmente la isla puná que a diferencia de un siglo atrás, con la dinastía Tomalá, esta vez no pudo ser defendida satsifactoriamente.
No supieron si habían sido vistos por lo que para evitar problemas regresaron rápidamente.