En esa época conoce a su maestro y amigo Mariano Latorre.
En los años siguientes se vinculó a la investigación literaria y educacional, elaborando textos de circulación interna para los estudiantes del Instituto.
Asimismo, escribió dos ensayos inspirados en esa ciudad: Contrapunto de alféreces en la provincia de Valparaíso (1958) y Yo soy dueño del Barón (1966), un estudio sobre el poeta y pintor Arturo Alcayaga.
Desde entonces, la mayoría de sus ensayos y libros tuvieron por objeto difundir las raíces culturales del pueblo chileno.
Sus principales temas fueron la poesía popular, las fiestas religiosas, las peleas de gallos, el boxeo y la cueca urbana.