El barroquismo de Salvador Carmona aparece en Mena enfriado por un clasicismo presente ya en las primeras obras y que se justifica por la relación del artista con Felipe de Castro.
Su larga vida —muere en 1784— le permitirá asistir al triunfo del Neoclasicismo, tendencia en la que participa plenamente.
Escaló altos puestos en la Academia de San Fernando, institución a la que estuvo vinculado desde la Junta Preparatoria.
La actividad docente desempeñada en la Academia tuvo una gran repercusión en sus discípulos.
Su intervención en el programa decorativo del Palacio Real Nuevo no es extensa, pero sí significativa.
El Bautista era figura de soberbio porte y cuidada anatomía.
El segundo proyecto es la fuente de Neptuno en el Paseo del Prado, a la que dio comienzo en 1781.
Este es ya un monumento que respira antigüedad y estatismo.
Muestra al dios Neptuno desnudo, con un tridente en su mano, sobre un carro formado por una concha de la que tiran dos hipocampos.
Esta fuente, en la que triunfa plenamente el neoclasicismo, fue concluida por los discípulos del escultor a causa de su muerte en 1784.