Abandonó su carrera militar e ingresó al diario El Argentino, donde se le confió la crítica teatral.
Luego dejó El Argentino para trabajar en El País, junto a los prestigiosos periodistas Paul Groussac, Francisco Grandmontagne, Ricardo Rojas, Monteavaro, Duhau, Ingenieros, Becher y otros reconocidos escritores.
Ello dio al teatro nacional un empuje y no es exagerado decir que Juan Pablo Echagüe fue el crítico más autorizado de esa época.
Echagüe es conocido en Argentina y en el extranjero, particularmente en Hispanoamérica, pero París fue en cierta forma, su segunda patria, viajó varias veces a Europa, donde acrecentó su cultura de autodidacta y allí recibió honores, que alentaron su labor literaria.
En el Conservatorio Lavardén, un instituto privado de enseñanza artística, fundado en 1907 por Gregorio de Laferrère del que fue director Calixto Oyuela, Echagüe fue Secretario alternándose con personalidades como Enrique García Velloso y Josué Quesada.