Fue reconocido como un gran orador, pronunció la oración fúnebre a la muerte de mons.José Joaquín Arteaga y a la muerte del presidente Marco Fidel Suárez.[2] En esa sede trabajó diligentemente, organizó la curia, el Seminario y la Administración diocesana.[1] Elevado a dicho cargo al que llegó siendo aún muy joven y con solo un año de ser obispo.En ese mismo año comenzó la presidencia de Alfonso López Pumarejo y Colombia se preparó a presenciar los grandes cambios del partido liberal (anticlerical) con las reformas a la Constitución y al Concordato.Expidió el decreto para la celebración de Congreso Eucarístico Diocesano en Manizales.Y se pronunció en contra de lo expresado por el Consejo de Bogotá, que había sido invitado al Congreso que tenía apoyo oficial, pero los miembros del Consejo señalaron que para unirse al evento “los prelados colombianos se pronunciaran favorablemente sobre la reforma del concordato, el establecimiento de la educación laica, la supresión de las misiones catequizadoras, la adopción del divorcio vincular” y otros puntos.Juzgó la propuesta del Concejo como “ruin, infame, desvergonzada y canalla” y tomó juramento a la multitud "de defender la religión católica a costa de la vida misma".Colaboró con el obispo Francisco Cristóbal Toro Correa para restablecer la diócesis de Antioquia en ese momento unida a Jericó.Finalmente, en febrero de 1942, la Santa Sede le aceptó la renuncia «por razones eclesiásticas».En Popayán organizó la curia realizando nombramientos como el de Provisor en manos del pbro.Jesús Antonio Castro Becerra; fundó Colegios como el de Nuestra Señora del Pilar, celebró el Congreso Mariano, realizó múltiples trabajos pastorales dando importancia a la liturgia, la Acción Católica.Trabajó por la formación de los sacerdotes y terminó la construcción del Palacio Episcopal.Planificó en Popayán el Congreso Mariano Arquidiocesano con asistencia de altos prelados del país.En Roma pensaba aclarar algunos puntos referentes a cuestionamientos sobre su ministerio, la prensa señalaba erradamente varias teorías sobre su partida.La Santa Sede le recomendó no regresar por el momento al país y así lo hizo.No regresó, pese a la persistencia de varios importantes dirigentes colombianos.El Papa, por mediación del cardenal Giobbe, le propuso nombrarlo Visitador de los Seminarios Españoles mientras se propiciaba su regreso a Colombia, pero su deseo era quedarse en España.Entre tanto permaneció en España con los Agustinos acompañando a los colombianos residentes en ese país.Ayudó en la fundación del Colegio Miguel Antonio Caro para Universitarios Colombianos en Madrid.