Su estancia en la diócesis coincidió con la rebelión de Masaniello contra el gobierno español y con el terremoto que destruyó la catedral; cursó visita ad limina y celebró sínodo en 1652.
[5] En 1656 fue trasladado a la diócesis de Mazara, en Sicilia, donde pasaría los siguientes doce años.
Cuando la flota francesa se acercó a Palermo, Lozano, siguiendo las instrucciones del virrey, se negó a distribuir armas a la población, lo que motivó que se le acusara de traición y tuviera que huir cuando una muchedumbre asaltó el palacio episcopal.
A pesar de que poco después el Senado y la nobleza palermitanos le restituyeron su confianza, Lozano abandonó Sicilia.
[12] Fue sepultado en la capilla mayor del mismo monasterio.