Masaniello

Su revolución desestabilizó el gobierno virreinal y abrió paso a la República Napolitana, instaurada cinco meses después de su muerte.

Los alborotadores entonces se encaminaron hacia la ciudad y una vez allí dirigieron sus pasos hacia el palacio del virrey Rodrigo Ponce de León, duque de Arcos, quien tuvo que refugiarse primero en un convento vecino, luego en Castel Sant'Elmo, y finalmente en Castel Nuovo.

Finalmente, el virrey, cuyas negociaciones con Masaniello con frecuencia eran interrumpidas por los tumultos, terminó por conceder todas las exigencias de los rebeldes.

Masaniello rechazó la pensión y rehusó las dignidades, diciendo que su deseo era volver a su antigua vida de pescador; pero fue entretenido por el virrey y, en parte debido a la tensión y al entusiasmo de los días pasados, en parte a su atolondramiento ante su asombroso cambio de fortuna, o quizás, como se pensó entonces, porque fue envenenado, perdió la cabeza.

Masaniello además declaró varias veces su fidelidad al rey Felipe IV de España.

Masaniello es una de las más importantes figuras de la tradición napolitana
Inscripción colocada en la residencia de Masaniello en conmemoración de su 350 aniversario de nacimiento.