Su formación humana y profesional la completó en Sevilla aprendiendo el oficio de pañero o tejedor.
Poco tiempo después el mismo oficio le hizo entrar en una profunda crisis espiritual.
Con ello entendió que su nueva vocación era el servicio a los pobres y necesitados.
Él se multiplicaba ante tanta necesidad, y al fin optó por fundar su propio Hospital, que poco a poco lo fue ampliando: lo dedicó a la Virgen y llamó de Ntra.
Con su nuevo planteamiento, su testimonio y entrega ejemplar se derivó el que se le fueran uniendo compañeros, que formó según " los Estatutos de Juan de Dios ".
La asistencia a los enfermos más pobres en Jerez dejaba mucho que desear, mientras se multiplicaban los pequeños centros.
Por eso mismo no habían de faltar críticas, resistencias y entorpecimientos.
Ante la decisión, el arzobispo de Sevilla, Cardenal Rodrigo de Castro, encargó tan delicada misión a Juan Pecador, como la persona más apta y mejor capacitada para ello, por su espíritu, vocación y experiencia en hospitalidad.