El marqués de Linares desarrolló una prolífica vida política.En 1876, fue nombrado senador del Reino por la provincia de Segovia, cargo que desempeñó durante varios años.[3] Además, los marqueses decidieron dedicar gran parte de su fortuna a las obras pías.Tanto es así que fundaron diversas casas de caridad tanto en Madrid como en Linares, desde las que la propia marquesa gestionaba ayudas, limosnas, socorros y pensiones a las familias más pobres y desamparadas.[4] El marqués había dejado escrito en su testamento que tanto él como su esposa debían descansar en una cripta del Hospital de San José y San Raimundo de Linares, que se fundaría tras su muerte por disposición testamentaria.En tal situación habría encontrado José una carta de su padre dirigida a él en la que le explicaba las razones de su oposición a tal relación.Tal hija, Raimundita, habría sido emparedada o ahogada, y enterrada en el propio palacio y, según tal leyenda, hoy en día, seguiría su espíritu paseándose por los grandes salones del viejo palacio cantando canciones infantiles y llamando a sus padres.