Se enemista con Timoteo Aparicio cuando este acordó con Lorenzo Latorre su pasividad ante el golpe de Estado que dio inicio al militarismo, y resistió al frente de tropas que le respondían personalmente hasta diciembre de 1875.
Más tarde fue designado comisionado en el Departamento de San José, pero su choque con las autoridades departamentales y nacionales fue constante.
Acusado de abusos y atropellos, fue confirmado sin embargo por Máximo Santos, a quien respalda inicialmente y que le otorga el grado de coronel; pero luego desertó y se sumó al movimiento antidictatorial que termina derrotado en la Revolución del Quebracho (1886).
Logra, después de arduas gestiones, autorización para viajar a Buenos Aires.
Huye con unos pocos hombres y se incorpora a la rebelión que expiraba tras la Batalla de Masoller.