José María Moro
El trabajo del escultor se ha caracterizado por ir ganando las plazas y las calles públicas para la práctica del arte y la intervención del espectador, con montajes que parten de un solo color, una base cromática que cubre el piso, hasta pasar a la fiesta y el caos, cuando se van incorporando formas escultóricas y objetos que, finalmente, terminan esparcidos por la ciudad.El escultor también vivió en otras ciudades como Puerto Rico y Nueva York.Desde entonces ha realizado intervenciones en muchas ciudades europeas y españolas como Segovia, Valladolid, Salamanca, Cáceres, La Coruña, Ceuta, Lisboa (Portugal), y la italiana Ferrara, entre otras muchas.Como escultor realista tiene numerosas estatuas, como las dedicadas a San Juan de la Cruz o al folclorista Agapito Marazuela, en Segovia, elementos inconfundibles dentro del decorado urbano de la ciudad del Acueducto.El escultor sostiene que todo lo que realiza puede ser efímero porque dura un pequeño espacio de tiempo, pero se retiene en la mente del espectador y se guarda para siempre en documentos, como fotografías o vídeos.