Para solucionar este mal, propuso al papa Pío IX, en enero de 1856, la creación de un seminario americano en Roma, el conocido Pontificio Colegio Pio Latino Americano.
Recorrió toda América Latina para adquirir fondos y buscar alumnos.
Creado caballero de la Orden del Santo Sepulcro, prelado doméstico.
En 1874 se trasladó nuevamente a Roma, donde publicó sus sermones y prácticas doctrinales con el título de Instrucciones al pueblo cristiano.
Realizó una quinta peregrinación a Jerusalén y, a su regreso, falleció de apoplejía fulminante a bordo del vapor Niemen, en la rada de Alejandría (Egipto); su cadáver fue sepultado en el mar.