En esa línea, colaboró en la búsqueda de una solución pacífica del conflicto limítrofe que por entonces Argentina enfrentaba con Chile (problema de la Patagonia) y se negó a prestar o vender al gobierno argentino los buques de la armada peruana que necesitaba con urgencia.
Para algunos analistas, el Perú perdió entonces la oportunidad de sellar la alianza con la Argentina y se quedó limitado a la alianza que había firmado en 1873 con Bolivia.
Cuando Chile finalmente arregló pacíficamente su litigio con Argentina en ese mismo año de 1878, quedó con las manos libres para llevar su expansión por el lado de su frontera norte, ambicionando las ricas provincias de Bolivia y Perú, lo que desencadenó la Guerra del Pacífico.
Poco después se vio obligado a renunciar, con todo el gabinete en pleno.
Según parece, la caída del gabinete Buendía fue forzada por el Ejecutivo ante la necesidad de renovar el gabinete ministerial, ya muy desgastado, al acercarse la reapertura del Congreso, con el que tenía una relación muy conflictiva.