[2] Su padre, originario de Milán, estaba destinado allí como cónsul italiano.
Hubo una placa, actualmente desaparecida, en la fuente de Viator conmemorando este hecho.
Los cinco hijos de Brocca fueron: Arnulfo, Helio, Irma Leticia, Olga Teresa y Humberto.
Arnulfo, el mayor, formó parte del bando nacional, ascendió rápidamente y tras la guerra tuvo una distinguida carrera como oficial en el ejército español, principalmente en La Coruña antes de retirarse a Huelva y luego a Sevilla para vivir con su hija y familia.
Creía que los pacifistas debían apoyar la causa republicana, pero él fue en primer lugar y por encima de todo, un humanista.
[9] De 1933 a 1937 el Profesor Brocca estuvo en Madrid, en donde su trabajo incluía ser inspector escolar y dar clases en la universidad, mientras la casa familiar seguía estando en Viator.
Se cree que en algún momento Brocca también pasó algo de tiempo en Buenos Aires, Argentina, donde vivía su hermano.
Durante el tiempo que pasó allí, el Profesor Brocca se volvió un experto en encontrar caminos a través de los Pirineos y cruzó la frontera muchas veces en varias misiones que lo llevaron en ambas direcciones.
Después de que la Guerra Civil hubiese oficialmente terminado, el profesor Brocca rehusó abandonar Prats-de-Mollo hasta que todos los niños bajo su cargo fueran devueltos a sus familias.
En esta época su propia vida estuvo seriamente amenazada por los ocupantes nazis y los colaboracionistas franceses del gobierno de Vichy.
Amparo Poch y Gascón fue una de las que usó esta ruta (Rodrigo, 2002).
Se le hizo una oferta de asilo en el Reino Unido a instancias de destacados pacifistas británicos tales como Runham Brown, George Lansbury, Grace Beaton, Ruth Fry, y Lord Ponsonby.
Olga y su marido fueron activistas por la paz hasta el final de sus vidas.
En su libro de 1939 Corpúsculos blancos en Europa ("White Corpuscles in Europe") el escritor estadounidense Allan A. Hunter ve el final de la guerra civil española y el principio de la Segunda Guerra Mundial desde el otro lado del Atlántico y, a pesar del panorama desolador en Europa, ve algunas bases para el optimismo en el trabajo de humanistas como Philippe Vernier (Francia), Friedrich Siegmund-Schultze (Alemania), Pierre Ceresole (Suiza), Muriel Lester (Inglaterra), George Lansbury MP (anterior líder del Partido Laborista británico) y José Brocca (España).