Pasó a América como inquisidor en Cartagena de Indias (1713 - 1718), y en Lima (1718 - 1730).
Fue nombrado obispo de Córdoba del Tucumán (en la actual Argentina) en 1730, donde se hizo memorable por haber reducido a los indios Vilelas, obligándolos a vivir en sociedad, y en una población que formó a pocas leguas de aquella ciudad con el nombre de San José de los Vilelas.
Efectuó el viaje a su nueva sede por tierra, a fin de efectuar la visita pastoral en los curatos situados en el camino.
Fue generoso en sus limosnas y demostró celo pastoral.
En su reemplazo fue nombrado el arzobispo de Charcas Agustín Rodríguez Delgado, en junio de 1746, pero éste murió en el mismo año, cuando se alistaba para ir a Lima.