[1] La ciudad estaba convulsionada por un reciente ataque de indígenas abipones, que había llegado muy cerca de la capital; por esa razón tardó varios meses en iniciar su visita a la extensa diócesis.
[1] Tuvo un papel muy importante en la terminación de la Catedral, a la que completó, aunque sin las torres.
[1] En 1765 urgió a la Corona a encarar una reforma profunda de la Iglesia en América, solicitando la reunión de un concilio provincial, que fue aprobado por el Rey dos años más tarde.
[4] Una sesión complementaria del concilio se celebró en 1775, durante la cual falleció el arzobispo Argandoña.
Por esa razón, su entierro fue presidido por los seis obispos de su arquidiócesis, un caso excepcional en la época colonial.