Pedro Antonio Barroeta y Ángel

[4]​ Recopiló las leyes y estatutos eclesiásticos en 21 edictos, que hizo imprimir en un volumen en 1754.

[5]​ Destacó también por su severidad con los curas, cuya codicia reprimió, favoreciendo siempre a los indígenas.

Llevado este asunto ante la corte de Madrid, esta resolvió a favor del virrey.

Se dice que un hermano suyo tuvo que costearle el viaje, pues a tal extremo llegaba su pobreza, al haber destinado todas sus rentas en limosnas y obras de caridad.

[5]​ Con respecto a este enfrentamiento con la autoridad virreinal y con su propio cabildo eclesiástico, dice el padre Rubén Vargas Ugarte (historiador peruano): «No negamos que el Arzobispo demostró celo por la disciplina y cuidó de guiar a sus ovejas por el sendero del bien.

En algunos casos pudo también asistirle la razón y sin embargo verse contrariado, pero, en general, hay que confesar que su genio era un tanto díscolo y no supo unir la firmeza con la mansedumbre».

[6]​ Había sido arzobispo de Lima durante siete años, dos meses, veinte y tres días.

[7]​ Durante su mandato se inició el funcionamiento del colegio eclesiástico de San Fernando de la Capilla Real, a cuya fundación se mostró favorable.

Retrato del arzobispo Barroeta, en la galería de la Catedral de Lima .