Como crítico, Gottsched insistió en que la literatura germana debía subordinarse a las reglas del clasicismo francés.
Si bien con estas preceptivas intentaba corregir de manera saludable las extravagancias que se habían tornado descontroladas en la literatura alemana de la época, este autor quizás fue demasiado lejos.
Predomina una estética clasicista, didáctica y de respeto a las reglas que difundió con sus teorías.
La obra en la que expone estos postulados (Versuch einer Critischen Dichtkunst) tuvo una importante recepción y marcó toda una moda de teatro a la francesa en Alemania.
El debate se enciende en torno a la conveniencia o no de traducir la obra de John Milton El paraíso perdido, que los suizos admiraban y que Gottsched rechazaba por sus elementos fantasiosos y sobrenaturales.