Joaquín Beunza
Fue asesinado por milicianos revolucionarios al comienzo de la guerra civil española.Al retornar a Pamplona ejerció de abogado con un bufete muy prestigoso, especializado en Derecho Foral.Estuvo enfrentado a la Segunda República Española por la política religiosa, pues esta combatía los privilegios de la Iglesia Católica.El 8 de noviembre, en una concentración multitudinaria celebrada en Palencia, Beunza manifestaba que los católicos debían defender su causa «por todos los medios», incluso ilegales, si fuera necesario.Su amigo Manuel de Irujo habría evitado que los revolucionarios le asesinaran en un primer momento.[5] Tras su muerte, el diario tradicionalista Pensamiento Alavés acusó a los separatistas vascos de haber colaborado con los marxistas, por lo menos tácitamente, en su asesinato.