Se unió al partido federal y ayudó a su jefe, el coronel José Javier Díaz, a llegar al gobierno de la provincia; fue su ministro secretario de hacienda.
Cuando el Congreso decidió trasladarse a Buenos Aires, sus compañeros cordobeses Eduardo Pérez Bulnes, José Antonio Cabrera y Miguel Calixto del Corro se negaron a mudarse a donde serían presionados por el gobierno central; por ello fueron expulsados del Congreso.
Regresó a Córdoba en 1820 y se unió al partido federal del gobernador Juan Bautista Bustos, aunque permaneció alejado de la política activa.
A su regreso se incorporó como juez al Tribunal de Apelaciones.
A fines de 1831 fue nuevamente juez, pero fue expulsado dos años más tarde por participar en una fracasada revolución contra los hermanos Reynafé.