En algún viaje de negocios conoció al caudillo oriental José Artigas, por lo que el gobernador Ocampo lo envió en 1814 a pactar la paz con aquel.
Regresó a Córdoba, donde fue elegido diputado al Congreso de Tucumán, junto con Miguel Calixto del Corro, Jerónimo Salguero y Eduardo Pérez Bulnes, todos federales.
En esa reunión se resolvió la campaña de San Martín a Chile, y que el Directorio le daría la máxima prioridad.
Decidido el traslado del Congreso a Buenos Aires, Cabrera, Corro y Pérez Bulnes se opusieron, por entender que —una vez en la capital— serían presionados para sancionar una constitución unitaria y probablemente monárquica.
Los tres rebeldes cordobeses fueron expulsados del Congreso; dos años después ocurrió lo que habían temido, con la constitución de 1819.