Artista polifacético, fue dramaturgo y actor teatral, participando en shows en solitario como L'amante phalloïde o Faut-il déterrer les morts?.
Pero destacó por su participación en seriales televisivos como Les Compagnons de Baal y L'Homme du Picardie, y por su trabajo en numerosos telefilmes, llegando a ser más adelante una figura familiar del público cinematográfico.
Su físico le facilitó encarnar una galería de personajes insólitos, ambiguos, extraños pero entrañables.
Su presencia fantasmal y misteriosa le encasilló en parte en la interpretación de personajes inquietantes.
Mientras tanto, se dedicó también con éxito a la dirección, trabajando en L'arrêt au milieu (1977), Le Jardinier (1980), film galardonado con el Premio Jean Vigo en 1981, Un bruit qui court (1983, con Daniel Laloux), y en Le Coup suprême (1990).