Peter Handke ha estado marcado por la experiencia materna, y de hecho al suicidarse su madre en 1971, escribió su impresionante Desgracia impeorable.
Ella los adoraba y transmitió a Handke su admiración: los tres eran de origen esloveno -y Carintia es una región fronteriza—, así que Handke aprendió el esloveno, al principio obligatoriamente en la posguerra, luego con gusto y por decisión propia.
Ya era un gran lector: desde Dickens o Balzac hasta escritores de todas las lenguas; pero él se dirá sobre todo discípulo de Goethe, Adalbert Stifter, Franz Kafka o Ludwig Hohl.
En Carta breve para un largo adiós narra la separación de su mujer, la actriz Libgart Schwarz.
Desde entonces inició una experiencia narrativa muy personal, extraña y arriesgada, que continuó en los años sucesivos con La doctrina del Sainte-Victoire, Por los pueblos, Historia de niños.
Regresó a Austria, estuvo unos años en Salzburgo, denunciando con valentía el aumento de la extrema derecha; decidió irse de allí cuando la prensa difundió que Kurt Waldheim, su presidente, había sido oficial nazi, pero no se logró que dimitiera.
[6] Un resumen de su posición matizada, que evita los 'juicios periodísticos', se recoge en Contra el sueño profundo, 2017.
[7] Así, la concesión del Premio Nobel ha sido criticada por algunos autores, como Joyce Carol Oates, Salman Rushdie y Slavoj Zizek.
[11][12] "Entregar un Premio Nobel de literatura a una personalidad racista no significa otra cosa que recompensar las violaciones a los derechos humanos", expresó el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan.
También ha colaborado como guionista con su amigo Wim Wenders, así en Die Angst des Tormanns beim Elfmeter, en Falso movimiento o en Cielo sobre Berlín.
[13] Ha realizado importantes traducciones: Adonis, Esquilo, Dimitri T. Analis, Bruno Bayen, Emmanuel Bove, René Char, Jean Genet, Georges-Arthur Goldschmidt (su traductor al francés), Julien Green, Gustav Januš, Florjan Lipuš, Patrick Modiano, Walker Percy, Francis Ponge, William Shakespeare, Sófocles.