Emmanuel Bove

Aunque muy leído en los años veinte y treinta, solo ha sido reconocido como grande en las últimas décadas del siglo XX.

Su padre, sin abandonar a la madre, que estará siempre en la escasez, convive con una joven inglesa, Emily Overweg, de vida holgada.

Por entonces conoce asimismo a la célebre escritora Colette, que se interesa por su obra y le pide algún manuscrito.

La novela tiene un gran éxito y será publicado de continuo hasta 1945; gana el premio Eugène Figuière en 1928.

Durante la guerra fue reclamado; pretendió huir a Londres, pero no lo logró, y logró trasladarse a la insegura por ocupada Argelia, donde escribió aún tres novelas: Le Piège, que denuncia el colaboracionismo, Départ dans la nuit y Non-lieu.

Su salud se había arruinado en el exilio argelino, y Bove contrajo una enfermedad contagiosa que va a consumirle.

Admirado por Reiner Maria Rilke, que quiso conocerlo, Colette, Max Jacob, André Gide y más tarde Samuel Beckett, Sarraute.

Pero luego hicierron P. Alechinsky, Bran van Vede o Roland Topor, como recordó el propio Handke.

Tumba de Emmanuel Bove, en Montparnasse