En enero de 1836, el vicario apostólico de Se-tchoan le escribió que era imposible enviarle nuevos guías y le dio a elegir entre quedarse en Tonkín o regresar a Macao.
[1] Durante las persecuciones del emperador Minh Mạng, fue martirizado y ejecutado en Ha Tay, Tonkín, ahora Vietnam.
Mientras lo conducían a la muerte, el confesor de la fe católica cantaba y oraba.
En contra de la sentencia, primero fue decapitado y luego le cortaron los miembros.
El verdugo le arrancó el hígado, tomó un trozo y se lo comió, un horrible testimonio que los vietnamitas dieron a quienes consideran héroes.