Realizado en la segunda mitad del siglo XVI, en su composición mezcla la herencia hispanomusulmana y las influencias renacentistas italianas, y es uno de los pocos ejemplos de paisajismo del Renacimiento en España.
Junto al ala norte se proyectó otro espacio similar, el jardín de la Reina, pero no llegó a ejecutarse hasta finales del siglo XIX.
Posteriormente, en 1733, y con motivo de la realización del jardín del Parterre, fue eliminado el muro oriental, y en época contemporánea presenta una barandilla de hierro.
[2] Presenta una planta cruciforme compuesta por dos ejes perpendiculares, en cuyo cruce se forma una plaza cuadrada, y por otros dos ejes transversales, lo que provoca la existencia de ocho cuadros dedicados a la plantación de boj, con árboles frutales en su interior.
[2] Estos, recreados en los años ochenta del siglo XX a partir de ejemplos del siglo XVI,[6] estaban diseñados para su contemplación desde un punto de vista alto.