Su retrato, pintado cuando tenía 24 años por Amelie Romilly en Ginebra, nos la muestra como una joven guapa con encanto y vivacidad.
Siendo joven, Jane se había sentido fuertemente atraída por un científico y médico de Londres, Peter Mark Roget.
En 1839, Lady Franklin se convirtió en la primera mujer europea que viajó por tierra desde Port Phillip a Sídney.
Mantuvo una abundante correspondencia con Elizabeth Fry sobre las convictas, e hizo lo que pudo para mejorar su suerte.
No cabe duda de que él se alegraba teniendo su ayuda para resolver algunos problemas relacionados con su cargo, y probablemente colaboró en la fundación de la sociedad científica que posteriormente se convirtió en la Royal Society of Tasmania.
Al final, en 1859 Francis Leopold McClintock encontró pruebas de que Sir John había muerto doce años antes, en 1847.